domingo, 26 de febrero de 2017

Mieres: modernidad y tradición en la Plaza de Requexu



En la Plaza de Requexu, de Requejo o de San Juan podemos observar hermosos edificios de arquitectura asturiana con galerías acristaladas y balcones con antepechos enrejados., cuyas plantas bajas están reservadas para comercios y sidrerías. 



La tradición continúa con la escultura de Manuel Félix Magdalena, un homenaje al escanciador de sidra, personaje que no falta en ningún lugar de Asturias, ya que esta bebida necesita de este método de servirla para volatilizar parte del ácido acético que posee, se dispersen los posos, se incorpore gas y se potencien sus propiedades organolépticas. 





Pegada a la plaza se encuentra la iglesia neobarroca de San Juan Bautista, que ocupa, desde 1928, el lugar de la demolida de estilo románico, cuya portada aún se conserva adosada en el Palacio de los Condes Rodríguez Sampedro, en La Pedrera (Gijón).



Esta obra de Enrique Rodríguez Bustelo se encuentra flanqueada por dos torres poligonales y presenta un pórtico con un frontón sobre pilastras superpuestas. 




jueves, 23 de febrero de 2017

Los mamíferos pintados en el Paleolítico, vivos en el Museo de la Prehistoria de Teverga

En el Parque de la Prehistoria de Teverga, en Asturias, situado en el Parque Natural de las Ubiñas-La Mesa, además de reproducciones de pinturas rupestres, podemos observar en vivo los ejemplares de los mamíferos (uros, caballos y bisontes) que vivieron hace miles de años en estos mismos parajes y que ya pintaban nuestros antepasados del Paleolítico en las paredes de las cuevas. 





Este es el caballo de Przewalski de las estepas de Mongolia, el único caballo salvaje del mundo (ya que no ha podido domesticarse), pues el tarpán está extinguido desde 1875.  Sólamente existen 1500 ejemplares. Es una especie de pequeño tamaño, patas cortas y robustas, color arenoso, cabeza grande y pesada y cara de perfil convexo. 

En este museo, a través de reproducciones facsimilares de conjuntos parietales y de objetos de arte mobiliar, vemos como el caballo ha sido modelo en pinturas rupestres de cuevas y en el arte mueble del Paleolítico, como por ejemplo: 

  • La Cabeza de Caballo de La Viña (Oviedo) de contornos recortados y grabado en hueso hioides.
  • El Panel de los Caballos de Chauvet (Francia) pintados con pimientos rojos y negros (carbón). 
  • El caballo color siena (elaborado con pigmento amarillo de limonita) del Camarín de la Peña de Candamo, situado en una gran cascada estalagmítica.
  • La Galería de los Caballos de Tito Bustillo (Ribadesella).




En estas imágenes podemos ver el parecido entre el caballo de Przewalski que observamos en las praderas del Parque de la Prehistoria y el de los caballos de las réplicas de las pinturas rupestres paleolíticas que encontramos en el interior del museo.





Abajo, dos bovinos de Heck, que son una recreación viva del extinguido uro en el s. XVII, Bos primigenus, el antepasado salvaje de la vaca, bastante representado en las pinturas rupestres del Paleolítico en Asturias. Son característicos sus potentes cuernos en forma de lira de color blanco y puntas negras y su pelo de la frente de color pardo a leonado. 





El otro de los mamíferos vivos del Parque de la Prehistoria es el bisonte europeo que, hace miles de años, convivió en estos bosques de hoja caduca  asturianos con nuestros antepasados del Paleolítico. Actualmente, Bison bonasus, se encuentra en peligro de extinción, con 4000 animales en todo el mundo procedentes de la reproducción de 12 ejemplares. 

En la imagen inferior derecha vemos los bisontes de la Cueva de la Covaciella (Cabrales)




En la fotografía siguiente observamos bien la protuberancia que tiene el bisonte europeo alrededor de los ojos, para protegerlos de los golpes de las ramas de los árboles de los bosques donde vive. Y también se ve la barba en la garganta, que se extiende hacia el pecho. 




Cuando llega el verano el bisonte europeo pierde la borra aislante de denso pelaje que tiene bajo el pelo, y la renueva en otoño. 





El bisonte europeo, bóvido gregario, es un auténtico desbrozador que adehesa los bosques. Incluso es capaz de escarbar con el morro para encontrar vegetación y comida bajo 60 cm de nieve. Sus patas delanteras son robustas y musculosas y las traseras finas y adaptadas a la carrera y al salto.